Tomo 1 Génesis y Job
Semana 2 Día 2
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Es para invitarte a orar por motivos específicos derivados del devocional.
Día 2 Job 3 - 5
Job maldice el día en que nació
3 Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. 2 Y exclamó Job, y dijo:
3 Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
4 Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni claridad sobre él resplandezca.
5 Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
6 Ocupe aquella noche la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni venga en el número de los meses.
7 ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria,
Que no viniera canción alguna en ella!
8 Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
9 Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no venga,
Ni vea los párpados de la mañana;
10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos la miseria.
11 ¿Por qué no morí yo en la matriz,
O expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me recibieron las rodillas?
¿Y a qué los pechos para que mamase?
13 Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría;
Dormiría, y entonces tendría descanso,
14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra,
Que reedifican para sí ruinas;
15 O con los príncipes que poseían el oro,
Que llenaban de plata sus casas.
16 ¿Por qué no fui escondido como abortivo,
Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
17 Allí los impíos dejan de perturbar,
Y allí descansan los de agotadas fuerzas.
18 Allí también reposan los cautivos;
No oyen la voz del capataz.
19 Allí están el chico y el grande,
Y el siervo libre de su señor.
20 ¿Por qué se da luz al trabajado,
Y vida a los de ánimo amargado,
21 Que esperan la muerte, y ella no llega,
Aunque la buscan más que tesoros;
22 Que se alegran sobremanera,
Y se gozan cuando hallan el sepulcro?
23 ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir,
Y a quien Dios ha encerrado?
24 Pues antes que mi pan viene mi suspiro,
Y mis gemidos corren como aguas.
25 Porque el temor que me espantaba me ha venido,
Y me ha acontecido lo que yo temía.
26 No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado;
No obstante, me vino turbación.
Elifaz reprende a Job
4 Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:
2 Si probáremos a hablarte, te será molesto;
Pero ¿quién podrá detener las palabras?
3 He aquí, tú enseñabas a muchos,
Y fortalecías las manos débiles;
4 Al que tropezaba enderezaban tus palabras,
Y esforzabas las rodillas que decaían.
5 Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas;
Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
6 ¿No es tu temor a Dios tu confianza?
¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?
7 Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?
Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?
8 Como yo he visto, los que aran iniquidad
Y siembran injuria, la siegan.
9 Perecen por el aliento de Dios,
Y por el soplo de su ira son consumidos.
10 Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente,
Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
11 El león viejo perece por falta de presa,
Y los hijos de la leona se dispersan.
12 El asunto también me era a mí oculto;
Mas mi oído ha percibido algo de ello.
13 En imaginaciones de visiones nocturnas,
Cuando el sueño cae sobre los hombres,
14 Me sobrevino un espanto y un temblor,
Que estremeció todos mis huesos;
15 Y al pasar un espíritu por delante de mí,
Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.
16 Paróse delante de mis ojos un fantasma,
Cuyo rostro yo no conocí,
Y quedo, oí que decía:
17 ¿Será el hombre más justo que Dios?
¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?
18 He aquí, en sus siervos no confía,
Y notó necedad en sus ángeles;
19 ¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro,
Cuyos cimientos están en el polvo,
Y que serán quebrantados por la polilla!
20 De la mañana a la tarde son destruidos,
Y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello.
21 Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos?
Y mueren sin haber adquirido sabiduría.
5 Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda?
¿Y a cuál de los santos te volverás?
2 Es cierto que al necio lo mata la ira,
Y al codicioso lo consume la envidia.
3 Yo he visto al necio que echaba raíces,
Y en la misma hora maldije su habitación.
4 Sus hijos estarán lejos de la seguridad;
En la puerta serán quebrantados,
Y no habrá quién los libre.
5 Su mies comerán los hambrientos,
Y la sacarán de entre los espinos,
Y los sedientos beberán su hacienda.
6 Porque la aflicción no sale del polvo,
Ni la molestia brota de la tierra.
7 Pero como las chispas se levantan para volar por el aire,
Así el hombre nace para la aflicción.
8 Ciertamente yo buscaría a Dios,
Y encomendaría a él mi causa;
9 El cual hace cosas grandes e inescrutables,
Y maravillas sin número;
10 Que da la lluvia sobre la faz de la tierra,
Y envía las aguas sobre los campos;
11 Que pone a los humildes en altura,
Y a los enlutados levanta a seguridad;
12 Que frustra los pensamientos de los astutos,
Para que sus manos no hagan nada;
13 Que prende a los sabios en la astucia de ellos,
Y frustra los designios de los perversos.
14 De día tropiezan con tinieblas,
Y a mediodía andan a tientas como de noche.
15 Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos,
Y de la mano violenta;
16 Pues es esperanza al menesteroso,
Y la iniquidad cerrará su boca.
17 He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga;
Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
18 Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará;
Él hiere, y sus manos curan.
19 En seis tribulaciones te librará,
Y en la séptima no te tocará el mal.
20 En el hambre te salvará de la muerte,
Y del poder de la espada en la guerra.
21 Del azote de la lengua serás encubierto;
No temerás la destrucción cuando viniere.
22 De la destrucción y del hambre te reirás,
Y no temerás de las fieras del campo;
23 Pues aun con las piedras del campo tendrás tu pacto,
Y las fieras del campo estarán en paz contigo.
24 Sabrás que hay paz en tu tienda;
Visitarás tu morada, y nada te faltará.
25 Asimismo echarás de ver que tu descendencia es mucha,
Y tu prole como la hierba de la tierra.
26 Vendrás en la vejez a la sepultura,
Como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
27 He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así;
Óyelo, y conócelo tú para tu provecho.
Cap. 3
Notemos que en el discurso de Job del capítulo 3, a pesar de todo lo que le sucedió, Job no le reprocha nada a Dios, sino que sigue con la misma actitud del Cap. 1:21-22.
Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto, no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
Primera participación de Elifaz
¿Has pasado por circunstancias difíciles alguna vez? ¿Recuerdas alguna en particular? ¿Cuál fue tu actitud?
Discútelo y coméntalo con tu familia y si Dios lo pone en tu corazón, comparte con el grupo alguna enseñanza que te haya dejado esa dura prueba.